Sr. Tony,

¿A que usted cree que se debe que en algunos lugares la gente logra resolver sus problemas y en otros lugares no, aunque el problema sea el mismo? ¿Cuál es la diferencia? ¿La actitud de los funcionarios o la de los que les presentan sus demandas? Mucho le agradecería su comentario al respecto.

Respetuosamente,

Elvira
Matanzas, Cuba

Muy estimada Elvira:

Yo diría que la actitud de ambos tiene un peso decisivo en la solución del conflicto o en que complique aún más.  Si los funcionarios reciben los reclamos con soberbia y altanería van a complicar aún más las cosas. Pero si los ciudadanos se presentan ante esos burócratas con una actitud de resignada sumisión, dispuestos a aceptar la decisión de aquellos, aunque vaya en contra de sus intereses, solo van a asegurar que nadie tome en serio la necesidad de resolver su problema.

Nuestro manual para el manejo exitoso de conflictos sociales aconseja lo siguiente:

  1. Ante todo entienda que lo que lo agobia –sea un asunto de vivienda, salubridad, transporte, alimentos o cualquier otro- no es un “problema” privado suyo o de un grupo de personas, sino un conflicto social entre ustedes y el estado cubano. ¿Por qué? Porque en el actual sistema cubano todas las soluciones a cualquier problema dependen del estado.
  2. Una vez que entienda esa perspectiva los afectados deben confeccionar una carta colectiva (suscrita por todos con su nombre completo, firma y la  información del carnet de Identidad) que exprese el problema de forma respetuosa y proponga la solución además de dar un plazo para que la misma sea aceptada y ejecutada. Puede plantearle el asunto a los funcionarios de las instituciones estatales correspondientes (Vivienda, Salud Publica, Poder Popular, PCC) o a todas a la vez (enviándoles copias). Permitan que el problema sea conocido también en las redes sociales. Los burócratas son como los vampiros: temen a la luz.
  3. El grupo afectado debe seleccionar a no más de tres personas que los represente para ir a entregar la carta y solicitar un dialogo para dar solución al asunto. Si rehusan recibirlos informen que la próxima vez vendrá la comunidad en pleno a demandar la reunión y no se retiraran hasta que tenga fecha, hora, lugar y responsable de su convocatoria.
  4. Cuando se lleve a cabo esa primera reunión –y las que puedan seguir después– los representantes del grupo, con amabilidad pero también con firmeza, deben trasmitir a los funcionarios la decisión de toda la comunidad afectada de no aceptar explicaciones por justificadas que puedan parecer para posponer la solución del conflicto. Si apelan al “bloqueo de Estados Unidos” como excusa invítenlos a una conversación para considerar todas las posibilidades que se abrirían si el estado levanta su bloqueo interno a las iniciativas de los ciudadanos para dar solución a ese y otros problemas.
  5. No admitan la menor insinuación de que su demanda social responde a alguna influencia siniestra y oculta. Si alguien se atreve a usar ese recurso intimidatorio pueden responder de forma enérgica que el “autor intelectual” de esa protesta es José Martí o hasta Fidel o Raúl Castro y recitarle a los burócratas aquellas frases suyas que respaldan el derecho ciudadano a “vivir con dignidad”, “cambiar todo lo mal hecho” etc.

Todos esos consejos corresponden al manejo constructivo de la primera fase del conflicto.  Si los funcionarios deciden atrincherarse en su intolerancia pueden y deben pasar a usar diferentes formas de protesta y presión no violenta que, con mucho gusto, le haría llegar de forma privada si, lamentablemente, llegara a hacerse necesario.