Mao Tse Tung creyó haber inventado el comunismo verdadero, y no Marx, cuando concentró en el campo la tarea de construir la sociedad “superior”. Creó 26,000 comunas regionales estatales supuestamente autónomas, con unas 40,000 personas en cada una y obligadas a trabajar abusivas jornadas agrícolas y de todo tipo. Las cocinas eran colectivas, masivas, y a los hombres y las mujeres no se les permitía vivir en pareja.

¿Resultado? Murieron de hambre 45 millones de chinos y el país no se desarrolló. Lo mismo hizo el maoísta Pol Pot en Cambodia. Envió la población urbana a los campos a trabajar como esclavos; murieron dos millones de personas, de hambre o asesinados por los genocidas Jemeres Rojos.

Pues bien, en Cuba el “presidente” Miguel Díaz-Canel acaba de lanzar (a fines de julio) una nueva estrategia para el desarrollo que, salvando los factores letales, inevitablemente recuerda al “Gran Salto Adelante”, (nombre que le dio Mao a su plan): el municipio, con autonomía, será la base para el avance de toda Cuba. O sea, si cada municipio produce más y se desarrolla, el país se desarrolla.

Semejante lógica, de que los municipios por sí mismos crezcan económicamente y satisfagan las necesidades de la población muestra la ignorancia y la ineptitud de la cúpula gobernante castrista.

La autonomía que según Díaz-Canel tendrán los municipios será tan inútil como las que les dio Mao a sus comunas regionales ¿De qué les sirvió aquella autonomía?

El municipio como base del desarrollo de la agricultura en Cuba, un disparate

Darle prioridad al municipio para alimentar y satisfacer las demás necesidades de una familia suena muy bonito y hasta poético, pero es un gran disparate, populista, por cierto. Aplasta las leyes económicas y sociales más elementales y el concepto mismo de economía nacional. Porque es al revés, el desarrollo de los municipios solos se puede lograr como parte del desarrollo del país. Se obtiene con planes concebidos como nación en su conjunto, y no a la inversa.

Y ese empuje económico nacional en Cuba es imposible mientras no se desmantele el absurdo modelo comunista-estalinista que ha empobrecido al país dramáticamente.

El mejoramiento del nivel de vida solo se alcanza en una economía de mercado con una libre empresa que genera producción de calidad y creciente, se expande con rapidez, y crea empleos. Así se aumenta la demanda efectiva (el consumo), se incrementa constantemente la oferta, y crece la economía del país en su conjunto, no fragmentada en municipios ricos y pobres.

Una escala municipal es necesariamente pequeña e insuficiente. Carece de la infraestructura necesaria, de recursos financieros, tecnológicos y de fuerza de trabajo altamente capacitada para crecer. El municipio siempre tiene una economía abierta y no cerrada o autosuficiente.

De manera que el crecimiento económico del conjunto del país es lo que puede facilitar que los municipios ofrezcan mejor calidad de vida. Es lo que ocurre en todo el mundo normal. Si ahora en Cuba la alimentación, la satisfacción de las necesidades básicas van a depender de los municipios, se agravará la subdivisión entre cubanos de primera y de segunda clase, que ya es cosa oficial con la venta en dólares de los alimentos y productos de aseo, etc.

Al municipio el Estado castrista lo despoja de todo

Otra cosa, la producción industrial y agropecuaria de un municipio no se queda toda en el municipio, en ningún país del mundo y menos en Cuba donde el Estado es el dueño de todo y quita a cada municipio lo que debe y lo que no debe, para el consumo nacional, para exportar, y también para nutrir la “dolce vita” del generalato y toda la cúpula dictatorial y sus familiares. Que le pregunten a Mariela Castro qué almuerza cada día, y cómo es que se va de vacaciones a París Roma, o al mismísimo New York.

Por otra parte, hay municipios con riquezas naturales propias, o con una planta industrial y una producción agropecuaria de escalas muy superiores a las de otros municipios. Nunca los municipios estarán en igualdad de condiciones para crecer al mismo ritmo en el mejoramiento del nivel de vida de la población. La municipalización de la economía condenaría a los cubanos a ser unos más pobres que otros.

Pero lo más importante es que no hay que ser demasiado suspicaz para sospechar que este “Gran Salto Adelante” raulista parece ser una estrategia para ponerle un techo al sector privado del país, sobre todo en el interior del país (en La Habana eso no sería viable) para que no se expanda hacia otros municipios, crezca y se vaya a “atravesar” en el camino hacia el capitalismo corporativo militar de Estado que el General y los “históricos” quieren dejar a sus sucesores en 2021.