Las redes no perdonaron al “sencillo” de la dinastía Castro cuando se exhibió un Mercedes Benz.

Los memes del video de Sandro Castro, quien presumió un vehículo de lujo florecieron en las redes y luego cuando pidió disculpas alegando que “era prestado” siguieron lloviendo memes de todo tipo y colorido.

“Entre tú y yo hay un abismo”, dice la letra de la canción Patria y Vida. Y justo mientras esta clarinada de libertad y justicia se hacía viral en las redes sociales salía a relucir la profunda brecha entre el hambreado pueblo cubano y la élite aferrada al poder y su dulce vida: un joven miembro del clan Castro rompía la regla de nadar en sus privilegios pero guardando la ropa.

A Sandro Castro, nieto del dictador fallecido, le han llamado “el más especulador” de los Castro, adjetivo que en el más reciente argot cubano significa ostentoso. Y coincidiendo con Patria y Vida se hizo viral en las redes un video donde Sandro conducía a 140 kilómetros por hora un Mercedes que nunca podría tener un cubano de a pie “Tú sabes, nosotros somos sencillos pero de vez en cuando tenemos que sacar estos jugueticos que tenemos en casa, me entiendes”, especulaba Sandro con su ligue del momento.

Pero ni es este su único privilegio, ni él es el único privilegiado de su familia, ni esos privilegios comenzaron en la tercera generación. El veinteañero nieto de su abuelo es propietario de tres bares en La Habana: Efe, Espacio y Fantaxy. Algunos castristas críticos de fachada como el músico Israel Rojas y el periodista Fernando Ravsberg lo criticaron por mentecato y por ostentar lo que tiene como hijo de papá en medio de la pandemia.

O sea, que lo grave del caso es que no haya sido más discreto como han hecho desde siempre los Castro y sus cortesanos. Empezando por el abuelo, que desde los años 60 se construyó para él, su familia e invitados como Erich Honecker y García Márquez un paraíso con casas de vivienda y para huéspedes, helipuerto, bar, comedor, delfinario y tres yates, en Cayo Piedra, al sur de Bahía de Cochinos. Pero eso era secreto de Estado. “Revolución…es igualdad y libertad plenas”, decía todavía Fidel Castro en el año 2000.

En las últimas décadas, en la misma medida en que, aupados por Raúl Castro, los militares coparon el poder económico y se desentendieron del pacto comunista de  tratar de garantizar lo básico a la población, comenzaron a filtrarse a los medios independientes y las redes los privilegios de esta élite y del Clan Castro; Antonio de vacaciones en Turquía, Mariela codeándose con el jet set internacional y comiendo langosta; las lujosas casas de alquiler en Miramar de ella y de su sobrina Vilma, la hija de López-Calleja el presidente del pulpo empresarial militar Gaesa.

Y todo eso, como dice Patria y Vida, “mientras en casa en las cazuelas ya no tienen jama”, mientras el pueblo sobrevive sin alimentos, sin medicinas, en chozas y solares que literalmente les caen encima.

Sin dudas, Clan Castro y compañía: “Se acabó el engaño: entre tú y yo hay un abismo”.