La dictadura castrista acabó ya hasta con la vigencia de la vieja y popular frase criolla de “así me gano los frijoles”. El país produce ya muy pocos frijoles, y no hay dinero para importarlos.

El colmo es que ni los campesinos en sus propias tierras lo pueden cosechar libremente. Por ejemplo, en la cooperativa Hermanos Saíz del municipio pinareño San Juan y Martínez, “a un campesino le descubrieron un sembrado donde alternaba el maíz y frijoles y entonces el Ministerio de la Agricultura mandó una trilladora para destruir el cultivo, y encima le pusieron una multa”.

Así lo narró hace unos días al diario “14ymedio” el promotor de la campaña “Sin campo no hay país”, Esteban Ajete, al explicar que a los campesinos tabacaleros el gobierno los obliga a sembrar solo tabaco y no les permite sembrar frijoles, ni para sus familias.

La cúpula castrista prohíbe producir frijoles por la libre

A los integrantes bien alimentados de la cúpula castrista les importa un comino si hay cubanos con hambre. Allá ellos. Lo que cuenta es obtener divisas para ellos seguir disfrutando de las “mieles del poder”.

Por eso prohíben que los tabacaleros se defiendan del hambre cosechando un poco de frijoles, no solo para sus familias, sino para vender “por la izquierda” y la gente no pase tanta hambre.

Lo grave aquí es que los frijoles constituyen probablemente la principal fuente de proteínas que tienen hoy los cubanos, a falta de carne, leche y otros alimentos. El frijol siempre ha sido clave en la dieta cubana, pero ahora es mucho más importante y no puede faltar.

Menos frijoles, arroz, carne, leche, papas; menos de todo

Eso se suma a la escasez crítica del otro alimento fundamental cubano, que el arroz. En 2020 solo se cosecharon 96,700 toneladas de arroz, para un consumo de 700,000 toneladas. Faltarán también papas, plátanos, boniatos, maíz, tomates. Y luego, cuando “aparecen” en el mercado hay que pagar 25 pesos por un huevo, o 12 pesos por una cabecita de ajo, o 70 pesos por una libra de carne de cerdo con hueso.

Lo peor es la falta de frijoles, por su contenido nutritivo. El consumo nacional es de unas 70,000 toneladas. En los últimos cinco años el 70%-71% de ese consumo se cubrió con producción nacional, unas 50,000 toneladas anuales.

Pero en noviembre de 2020 el gobierno informó que se producirían solamente 23,000 toneladas, en vez de las 54,550 toneladas previstas, ya que de las 47,100 hectáreas planificadas solo se había logrado cosechar frijoles en 19,549 hectáreas. Y la nota informativa ya citada da a conocer que en 2020 solo se produjeron 8,000 toneladas de frijoles. No se sabe a cuánto ascenderá en total cuando el 28 de febrero de 2021 termine la cosecha, pero probablemente no llegue a 15,000 toneladas.

El monopolio estatal es culpable de que la plaga haga daño

El régimen achaca la caída brutal de la producción de frijoles al “bloqueo” y las plagas. Ciertamente un insecto que los campesinos llaman “La Mariposa”, y los burócratas “trips de las flores del frijol”, y que ha afectado a ocho provincias. Provoca la caída antes de tiempo de las flores del frijol y que la producción disminuya.

Pero, mucho ojo, los daños de esa plaga son responsabilidad del régimen, que lo monopoliza todo, aunque no tenga ya dinero. Los agricultores no pudieron adquirir por su cuenta los insecticidas necesarios, ni tampoco fertilizantes. Según el Ministerio de Agricultura en 2020 solo se aplicó fertilizantes en el 8% de las áreas sembradas, 1,600 hectáreas. Y hubo insecticidas para el solo 16% de las tierras sembradas.

El campesino Ajete, que tiene su finca en San Diego de los Baños, Pinar del Río, considera que además de estar indefensos ante la plaga del frijol, por culpa del gobierno, los agricultores privados tampoco tienen fertilizantes ni combustible para mover los equipos. “El guajiro se pone a dar carreras de aquí para allá a ver si consigue algo de petróleo en la cooperativa y al final le dicen que el barco no ha salido de Venezuela”, le comentó a 14ymedio.

Antes de 1959 se producía el 70% del consumo, hoy el 21%

En fin, la “revolución” en 62 años no solo no ha sido capaz de incrementar la producción de frijoles para una población que se duplicó con respecto a 1958. Antes del castrismo Cuba producía el 70% de los frijoles que se consumían en el país y se importaba el otro 30%.

 Ahora es al revés, la agricultura castrista solo cubre el 21% de la demanda nacional de frijoles, o sea, produce una de cada cinco libras necesarias para cubrir el consumo. Y encima el Estado no tiene dinero para importarlos, y la mafia gobernante no permite que los campesinos siembren arroz por su cuenta.

Conclusión, típicamente castrista:  a más hambre, menos alimentos, incluyendo ahora uno rico en nutrientes imprescindible para evitar la depauperación física y evitar un proceso de desnutrición que apunta a hambruna y que todo indica ya se está iniciando en la isla. ¡Gracias Fidel y Raúl!