Los “cubanos” no somos mejores que otros pueblos pero, ciertamente, tampoco somos peores.

Nuestra historia está llena de ejemplos en que los cubanos arriesgaron vidas y bienes por una causa que creían riesgosa pero justa.

Los cubanos tienen que decidir si la culpa de lo que les sucede es de terceros y si están dispuestos a seguir sufriendo de manera eterna o van a asumir riesgos al luchar por cambiar las cosas. Y también deben decidir dónde van a dar esa batalla –si es exigiendo que bajen los precios de las tiendas del estado o manifestándose públicamente en defensa de sus muchos derechos negados o violados en lo político, económico, social y cultural.


 

PREGUNTAS A TONY

¿Somos cobardes los cubanos?

¿Cómo se puede vencer el miedo en un país que no tiene prensa libre y que las leyes son totalmente arbitrarias?


 

Estimado Tony:

No sé si esto que voy a plantear caiga del todo en esta sección de Correspondencia. Espero que sí, porque me gustaría conocer su opinión.

Hace poco leí un artículo en CiberCuba de un autor que admiro mucho por sus análisis: “La cobardía de muchos cubanos”. Pero, en este caso no estaba totalmente de acuerdo con el periodista.

Hay una frase que puede resumir ese artículo:

Los cobardes siempre tienen un pretexto a mano: es que no quiero perder mi casita allá, es que mi papá sufriría mucho si se entera como pienso, porque él sigue siendo revolucionario, yo no estoy de acuerdo con muchas cosas de allá, por eso me fui, pero tampoco con las de aquí, porque esto no es fácil, Trump está acabando con nosotros los cubanos…

No creo que los cubanos seamos cobardes, es que no vemos una salida, por lo menos, no una salida a corto plazo, salvo irse del país. Es la pelea de mono contra león, y la vida, querido Tony es una sola, y muy corta.

No creo en dejarse inmolar en una cárcel por 20 años ¿para qué si no veo una salida?

Eso de sacrificarse por un futuro mejor ha sido el mantra de la Revolución por más de 60 años. Oigo lo mismo desde que nací y cada vez estamos peor. No creo en acciones suicidas que no llevan a una solución. Puede sonar cínico, pero es así. Yo le llamaría mejor: pragmatismo del hombre nuevo que no cree en un futuro mejor que nunca llega.

Si hubiese una esperanza REAL de que otra Cuba es posible, tal vez muchos cubanos pudieran decidirse a hacer algo. Pero ¿cuál es el camino?

Mis preguntas para el Observatorio son dos: ¿somos cobardes los cubanos? ¿cómo se puede vencer el miedo en un país que no tiene prensa libre y que las leyes son totalmente arbitrarias?

Saludos desde Caibarien,

Orisbel

Estimada Orisbel,

El tema que usted me presenta es de gran importancia: ¿son cobardes los cubanos? ¿Por qué no se rebelan como en Venezuela o Nicaragua.

Nuestra historia está llena de ejemplos de cubanos que arriesgaron vidas y bienes por una causa que creían riesgosa pero justa.

Déjeme decirle que nuestra historia está llena de ejemplos en que “los cubanos” (expresión generalizadora y por ello falsa que empleamos para de referirnos a un número importante de ellos de entre los millones nacidos en esta isla) arriesgaron vidas y bienes por una causa que creían riesgosa pero justa.

Eso demuestra una parte de la verdad: que “los cubanos” no son miedosos.

La otra parte de la verdad es que la mayoría de “los cubanos” esperan que sus problemas se resuelvan por sí solos o gracias a una minoría que esta dispuesta a pagar con su vida el precio de la solución. Así ocurrió siempre: cuando los mambises, en la lucha contra las dictaduras o inequidades sociales de la era republicana y desde 1959 hasta hoy.

Los “cubanos” no somos mejores que otros pueblos pero, ciertamente, tampoco somos peores.

Sin embargo, no tiene por ese motivo que sentirse parte de un pueblo diferente e inferior a cualquier otro. Ni siquiera en aquellos países donde se extendió una resistencia significativa a un poder opresor los que lucharon de manera abierta y activa por cambiar las cosas fueron una mayoría. Los “cubanos” no somos mejores que otros pueblos pero, ciertamente, tampoco somos peores.

¿Por qué la gente se rebela?

Se han realizado muchos estudios para entender cuándo y por qué la gente se rebela en unos casos y en otros sufre y aguanta situaciones durísimas. Los que realizaron esos estudios llegaron a la conclusión de que las personas se rebelan solo cuando coinciden tres percepciones de la realidad que vive.

La coincidencia de esas tres percepciones de la realidad constituyen una condición necesaria para que cambie la actitud que asumen las personas ante la opción de “rebelarse o aguantar”, bien sea en Cuba como en casi cualquier otro país.

Esas tres percepciones que deben conjugarse para que las personas opten por no continuar sometiéndose a un poder opresivo –sea el de un burócrata, empresario, o dictador.

Las tres condiciones para rebelarse

  1. Los afectados deben creer que las penurias que sufren no se las merecen.
  2. Deben culpar a alguien o a algo por sus sufrimientos.
    En ese sentido han de comprender que sus lamentables circunstancias no son causadas por algo externo y ajeno a quien les causa ese daño, llámese sequía, voluntad Divina, Destino, agresión externa u otros argumentos similares a los que recurre el poder opresor para desviar la atención hacia otra parte y justificar las injusticias de las que es responsable directo e inequívoco.
  3. Necesitan haber llegado a la conclusión de que sus circunstancias son ya insoportables y de que una salida de su situación es posible aun si el éxito no está garantizado y puede suponerles riesgos o incluso castigos graves.

En distintas épocas históricas esas tres percepciones de la realidad se conjugaron en la mente de un grupo de cubanos. Fue eso lo que hizo que cambiaran su actitud y pasaran de una postura de sumisión, sufriendo de manera resignada, a otra en que decidieron ‘pese a que la victoria no estaba garantizada y los riesgos eran muchos’ luchar contra el poder colonia español o las dictaduras de que lo sucedieron desde que se alcanzó la independencia de España hasta hoy.

“Los cubanos” tienen que decidir si la culpa de lo que les sucede es de terceros y si están dispuestos a seguir sufriendo de manera eterna o van a asumir riesgos al luchar por cambiar las cosas.

Los que hoy viven en un edificio a punto de derrumbarse sobre las cabezas de sus hijos, quienes no encuentran alimentos suficientes en el mercado, los que son perseguidos todos los días por impuestos abusivos y una plaga de inspectores corruptos, quienes son reprimidos porque su arte y literatura no es complaciente con la línea oficial, los excluidos y sancionados por sus ideas políticas y muchísimos más tienen que decidir si creen merecer ese trato, si opinan que la culpa de no es de los que tienen el poder sino de la naturaleza, Dios, el Destino o las más recientes sanciones económicas externas por mantener a un gobierno narcotraficante en Venezuela con asesores del MININT y as FAR.

En resumen Orisbel,“los cubanos” tienen que decidir si la culpa de lo que les sucede es de terceros y si están dispuestos a seguir sufriendo de manera eterna o van a asumir riesgos al luchar por cambiar las cosas. Y también deben decidir dónde van a dar esa batalla –si es exigiendo que bajen los precios de las tiendas del estado o manifestándose públicamente en defensa de sus muchos derechos negados o violados en lo político, económico, social y cultural.

Esconderse detrás de la falsedad de que “todos los cubanos son miedosos” parece más bien una excusa que emplean algunas personas para justificar la cobardía e inacción personales. Estoy seguro de que ese no es su caso porque si lo fuese no me hubiese planteado esta interrogante.

Reciba un fuerte abrazo,

Tony