Los médicos cubanos contratados por Brasil reciben solo el 30% de su salario ($3,400 dólares), el resto Brasil lo paga al gobierno cubano.  Son esclavos de bata blanca.

Bajo el lema “El médico cubano no es propiedad del gobierno cubano”, los galenos que integran la Asociación de Cubanos Libres Residentes en Brasil quieren levantar sus reclamos en instituciones de salud del país sudamericano, así como convocar a la población local, funcionarios y colegas de los municipios donde ejercen médicos de la isla.


El movimiento #No Somos desertores #Somos Cubanos Libres se organiza través de las redes sociales y cuenta con más de 13,000 miembros, entre profesionales cubanos prohibidos por el régimen de entrar a Cuba y otras personas solidarias a la causa.

Según explicó a Martí Noticias el abogado y portavoz del grupo, André de Santana Correa, la manifestación expresará el sentimiento de injusticia y el repudio al tratamiento dado a los médicos cubanos desde 2016, cuando el Ministerio de Salud de Brasil aprobó la renovación de los contratos de todos los médicos. La medida benefició a profesionales extranjeros y brasileños graduados en universidades foráneas que participaban del programa federal de sanidad brasileño Más Médicos, pero se vetó la continuidad de los cubanos que concluían sus primeros tres años en ese país.

La negativa a los cubanos se produjo bajo el argumento de que integraban un convenio de cooperación entre Brasil y la Organización Panamericana de la Salud (OPAS).

Muchos médicos cubanos que se habían casado en Brasil e incluso tenido hijos durante los años de misión decidieron entonces no regresar a Cuba y pleitear en la justicia el derecho a seguir trabajando en el programa sanitario de forma independiente, como lo pueden hacer otros médicos extranjeros.

Hasta la fecha, algunos médicos han conseguido en tribunales decisiones favorables a mantener sus empleos y ganando el salario integral, directamente del gobierno brasileño. “Están recibiendo actualmente los $3,400 dólares que paga Brasil a todos los profesionales del programa en lugar del 30% de ese valor que les entrega el gobierno cubano a sus médicos”, explicó el abogado.

“Quisiera entender por qué el gobierno de Cuba no le pidió a Brasil que sus médicos ganasen lo mismo que un argentino o un brasileño y cobrase un poco más de Brasil por enviarlos. Brasil no le da un centavo más a Cuba por los profesionales, el dinero que va para el gobierno cubano sale del sudor de los médicos”, agregó De Santana.

Más Médicos es un programa lanzado en 2013 por el gobierno de Dilma Rousseff, para suplir la carencia de médicos en los municipios del interior, zonas indígenas y en las periferias de las grandes ciudades de Brasil. De los 18,240 médicos que participan, cerca de 8,500 son cubanos (47%). El resto son brasileños y extranjeros de otras nacionalidades, cuyos gobiernos no ejercen la tutela de sus labores profesionales.

Una batalla más allá de los tribunales

A pesar de haber obtenido algunas victorias, como el fallo de un juez de Brasilia que consideró la relación de trabajo actual semejante al trabajo esclavo, este no es el parecer de la Corte Suprema, por lo que Santana considera que el pleito también debe llevarse en el campo político.

Para el abogado, esta lucha abre una senda para los médicos que entraron en el programa en 2016, en sustitución de los del primer contingente que arribó en 2013. “Con ellos va a suceder lo mismo en 2019 y 2020, al final de la misión, muchos van a querer quedarse en Brasil”, aseguró.

De los 150 médicos cubanos representados por Santana Correa en la demanda contra el estado brasileño para continuar ejerciendo en el programa Más Médicos, seis galenos han salido airosos hasta la fecha. El resto está desempleado o ejerciendo labores para sobrevivir, “desde cuidar ancianos hasta vender frutas”, contó el letrado.

De acuerdo con De Santana, la manifestación también pretende exponer a la sociedad brasileña el hecho de los médicos cubanos ser considerados desertores de su país. “Convertir a una persona en un apátrida es una de las peores crueldades que puede existir en la humanidad, separar a las personas de sus seres queridos y de la tierra natal es un crimen”, concluyó.

La actual regulación migratoria cubana penaliza con ocho años sin poder visitar la isla a “personas que abandonaron misiones médicas, diplomáticas o delegaciones deportivas u otro tipo”, sea porque decidieron no regresar a Cuba tras cumplir sus funciones o porque las interrumpieron en busca de mejores oportunidades en otras partes del mundo.

Apoyo internacional

La profesora de historia y periodista Annarella Grimal nunca formó parte de misiones cubanas en el exterior, pero se ha sumado desde Irlanda como una de las cinco administradoras del grupo #No Somos desertores #Somos Cubanos Libres.

“Apoyo más que nada por las madres cubanas, porque estar separado de un hijo es lo más terrible que puede pasar, pero además todos estamos expuestos a esas arbitrariedades, esta debería ser la causa de todos los cubanos”, aseguró Annarella, que tiene dos primos que abandonaron misiones en Venezuela y hoy viven en Kentucky. Uno de ellos tiene una hija, a la que no podrá ver hasta dentro de algunos años.

“No voy a esperar callada a que pasen ocho años, a que me sigan aplastando. El silencio es lo que permite que pisoteen nuestros derechos, voy a seguir luchando”, dice Nora Salvias, una de las líderes del movimiento residente en Tampa, Florida.

Salvias estará con otros colegas desde las 10 a.m. en el parque Al Lopez de esa ciudad. “Somos pocos en Tampa pero ahí vamos a estar, con carteles, pulóveres que confeccionamos, haciendo Facebook live y tuits, hablando con la gente, que nos conozcan y sepan nuestros reclamos”, explica.

“Nadie quiere regresar a Cuba, no queremos que nos vean como ingratos, al contrario, estamos muy agradecidos a este país que nos acoge, pero queremos abrazar a nuestra familia, exigirle al gobierno que nos devuelva nuestros derechos”, completa.

Nora abandonó la misión médica en Venezuela en 2014 tras “vivir un infierno de siete meses” en el estado de Carabobo. Huyó a Colombia y de ahí a Estados Unidos bajo el amparo del programa especial para médicos de la isla que abandonaban misiones oficiales en terceros países, abolido por el expresidente Obama en enero de 2017.

Desde entonces ha trabajado duro en Estados Unidos, “en cualquier cosa honesta, limpiando casas, oficinas, lo que sea”. Nora batalla por darle una vida digna a su abuela en Cuba, el “ser más importante en su vida”, después de haber perdido a su madre.

“De Cuba no me interesa más que su libertad y poder abrazar a mi abuela y a mis familiares”, asegura. “Para darle una vejez digna a mi abuela me fui a la misión, porque con mi salario de médico en Cuba no vivía y por ella es mi lucha ahora. Si Dios quiere la podré abrazar de nuevo y si no, sé que donde quiera que esté va a estar orgullosa de mi”, concluye.

Tuitazo #CubanosPorLaUnidadFamiliar

Paralelo a la manifestación, los grupos han convocado a un tuitazo de 48 horas que se extenderá desde el sábado 12 hasta el domingo 13 de mayo con la etiqueta #CubanosPorLaUnidadFamiliar. En abril pasado, una iniciativa similar logró ubicarse entre las tendencias mundiales con más de cinco millones de citaciones, explica Nora.

Como parte de la campaña, el grupo envió un representante a la Cumbre de las Américas de Lima, el pasado abril, para presentar su demanda ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). ]Estas acciones han desatado reacciones del régimen cubano.

De acuerdo con Annarella Grimal, se han disparado en los últimos días las solicitudes para integrar el grupo, muchas de ellas de perfiles que antes se habían dedicado a atacarlos. “Están nerviosos y pretenden sabotear esta lucha”, aseguró.