Conflictómetro Septiembre 2020

El Observatorio Cubano de Conflictos (OCC) registró 42 manifestaciones públicas en el mes de septiembre, lo que equivale a más de una manifestación diaria. El análisis de la conflictividad nacional resulta en esta ocasión muy sugestivo.

¿A qué llamamos manifestación pública? 

Son todas aquellas acciones, de muy diversa índole, que expresan de forma pública, sea de manera individual o colectiva, el rechazo ciudadano a disposiciones oficiales, instituciones o autoridades.

Ese rechazo y crítica pública puede ser expresión de protestas por temas políticos y de derechos ciudadanos o vincularse de forma directa a demandas populares en cuestiones sociales, económicas y culturales como son los problemas de vivienda, agua, alimentación, transporte y censura artística o intelectual.

Dichas manifestaciones pueden tomar la forma de protestas callejeras, pintadas de muros, colgar carteles, corear consignas, negarse en público a cumplir órdenes policiales o administrativas, realizar una marcha, procesión, sentada o misa no autorizada, distribuir volantes, hackear sitios oficiales o crear otros falsos, repartir publicaciones impresas o digitales prohibidas, distribuir memes y chistes satíricos de las políticas gubernamentales y muchos otros más.

Lo nuevo aquí es que los múltiples conflictos latentes en la sociedad que solo eran criticados en privado y sobre los cuales no se tomaba ninguna iniciativa de protesta o resistencia pública ahora “salen del closet” y se dejan ver por toda la sociedad. De ese modo cada ciudadano conoce que no está sólo en sus demandas y aprende el valor de organizarse de forma colectiva para exigirlas y alcanzarlas.

Las jornadas de septiembre

Lo interesante es el desglose de las 42 manifestaciones registradas este mes de septiembre. Una parte significativa de las demandas estuvo centrada en torno a los derechos económicos, sociales y culturales (DESC) con 16 manifestaciones relacionadas con la escasez de comida, el desabastecimiento en las tiendas de pesos cubanos convertibles (CUC) y pesos cubanos (CUP), los apagones, las inmensas colas, las represalias y censura contra artistas y profesionales. 

Por otro lado, por motivos directamente políticos o de derechos civiles hubo otras 26 manifestaciones adicionales. De esas 26 hubo 10 que fueron convocadas por miembros de la oposición mientras que las 16 restantes –al igual que las otras 16 ya mencionadas (DESC)– se llevaron a cabo de forma espontánea, por ciudadanos que sin ser miembros de la oposición expresaron su disidencia respecto a la situación imperante y la actitud del gobierno ante ella.

Sí se puede ganar

De las protestas colectivas hubo cinco que se distinguieron por haber presentado una demanda clara y concreta y fueron exitosas en conseguir lo que exigían. Esos casos ocurrieron en las provincias de Ciego de Ávila, tres en La Habana, y otra en Holguín.

Hubo dos campañas nacionales llevadas a cabo por los opositores en este mes.

Por un lado la campaña exigiendo la libertad de Silverio Portal, que recogió en menos de cuatro semanas más de 5000 firmas online y más de 3,500 firmas físicas dentro de Cuba, cada una acompañada por el número del Carné de Identidad. Esta actividad tuvo lugar fundamentalmente en La Habana.

Por otro lado la campaña Sin Campo no hay País impulsada por la Liga de Campesinos Independientes y la Federación  Latinoamericana de Mujeres Rurales (FLAMUR) también ha tenido impacto visible en la conciencia de un grupo de economistas que dos meses mas tarde, aunque sin citarla, apoyaron varias de sus principales demandas. El gobierno, por su parte, ha comenzado a admitir la gravedad de la situación alimentaria y a flexibilizar sus posiciones en varios asuntos referidos a la producción agropecuaria.

Es un mito que el gobierno cubano no ceda ante las presiones populares

La idea de que los cubanos no se manifiestan públicamente contra la situación que viven queda cuestionada con la tendencia creciente a una mayor expresión pública de su malestar y demandas.

El mito de que las autoridades nunca ceden ante una demanda ciudadana quedó también en entredicho al menos en cinco ocasiones en que la exigencia se formuló de manera precisa y fueron acciones colectivas.

El aumento del malestar ciudadano, la incredulidad respecto a la capacidad de las instituciones y la integridad de los funcionarios sumados al rápido deterioro de la cotidianidad se expresa en una creciente explosividad social pese a la militarización de la sociedad y el virtual estado de sitio que ha sido decretado por el gobierno.

Contrario a lo afirmado por Díaz-Canel, la explosividad social no responde a un plan de la Casa Blanca. Solo un radical cambio de sus nefastas políticas puede evitar una grave profundización de la actual crisis.

La distancia entre estas cuatro decenas de manifestaciones y su transformación en centenares, miles o una explosión generalizada la deciden la cercanía de la hambruna, los apagones y el incremento de la brutalidad policiaca. Pero la tendencia esta ya en marcha.