Señores dirigentes:

Los Cajeros Automáticos (léase exilio), tienen nombre, tienen historia.

Una vez más el gobierno cubano utiliza al exilio como su Cajero Automático. El 1993 quedó atrás, las reglas cambiaron y sorpresa, reduciendo los grados de libertad, nadie salvo los elegidos tocará un dólar.

El mecanismo se supone que será: “envía dinero y tus seres queridos comprarán lo que yo diga, donde yo diga, al precio que yo diga“. Sonará normal en Cuba, pero es un absurdo en el resto del mundo.

Surgen algunas preguntas:

Si la dirección del país apuesta al “obsequio” de las remesas, ¿no sería pertinente y justo que considerara, por ejemplo, que el exilio:
– pudiese votar en las elecciones
– fuese liberado del esfuerzo, tiempo y costo de pasaporte y visa para viajar a Cuba
– fuese liberado de las elevadísimas tarifas aduaneras hoy en vigor?

¿Alguien en la dirección del país habrá considerado que:
– los exiliados dejamos atrás familia, amigos, relaciones y prestigio laboral
– muchos arriesgaron su vida en la travesía
– puede tomar 5, 10, 15 años reunirse con esposos, hijos, padres o hermanos
– tuvimos seres queridos que enfermaron o fallecieron en Cuba y no pudimos estar a su lado
– comenzamos desde cero en otra cultura y casi siempre en otro idioma
– frecuentemente arrancamos con trabajos de bajos salarios y lejanos a nuestra experiencia o preparación profesional?

¿Alguna vez se ha considerado una disculpa por los que:
– sufrieron actos de repudio
– fueron separados de su trabajo por sus ideas, orientación sexual o simplemente su intención de emigrar
– cumplieron prisión por tenencia de dólares, intentos fallidos de salida u oponerse pacíficamente al régimen
– fueron despojados de lo mucho o poco que tenían al partir (casas, autos, etc.)?

¿Alguna vez han reconocido el aporte económico y social de las remesas, envíos de paquetes y visitas a Cuba?

Mucho se habla (y exagera) de la ausencia de seguridad social en el cruel capitalismo. Pero ¿se reconoce que a pesar de ello la comunidad cubana ha sido capaz de florecer cualesquiera sean las circunstancias?

De algunos eventos más recientes, deberían brindar alguna disculpa por:
– obligarnos a usar un CUC sobrevalorado cuyo poder adquisitivo en la actualidad es dudoso
– promover y alimentar que los oficialistas utilicen las redes para cuestionarse la integridad del exilio
– pintarnos como traidores o lacayos
– presentarnos como masa que carece de los principios, sentimientos de solidaridad y humanismo que sólo están presentes, según la propaganda, en el “siempre victorioso y aguerrido pueblo revolucionario”.

Díaz-Canel lo dijo, “aquellos que dicen preocuparse por el pueblo cubano”. Sepa que no sólo nos preocupamos, sufrimos por el pueblo cubano y es indignante que se cuestionen nuestros sentimientos mientras se nos pide que seamos parte esencial de la solución de la crisis con el fruto de nuestro sudor, sin esperar nada a cambio. Es más, ¿por cuánto tiempo?

Siempre he tenido como objetivo llenarme de amor y empatía, aferrarme a sentimientos positivos aplastando lo negativo. Pero para ser sincera, la tarea se va haciendo cada vez más difícil. Por supuesto, no por mi gente que es forzada a acatar, sino por las acciones del gobierno.

Señores dirigentes, estoy convencida de que lo decente sería dejar de vernos y tratarnos como cubanos de tercera categoría cuyo valor sólo se mide por los dólares que aportemos.

Publicado originalmente en Facebook