La organización a cargo del Libro Guinness de Records Mundiales no tiene en cuenta ciertos records en materia política y social que podrían asombrar más que muchos otros que sí aparecen en dicho libro. Es una lástima.

Por ejemplo, en el caso de Cuba, además de que no aparece que Fidel Castro es el único hombre que sin ser emperador, rey, príncipe o sultán, ha estado más tiempo en el poder (52 años),  tampoco registra  que el general  Raúl Castro es el único político profesional (no rey) que como presidente, vicepresidente, o “número uno” por encabezar el Partido Comunista,  ha estado en el poder  durante 61 años consecutivos.

Tampoco se sabe de ningún ministro de Defensa que haya ocupado el cargo durante 48 años, y a la vez como vicepresidente del país (Raúl Castro), ni de político que haya ha sido ministro de un gobierno durante 40 años (1972-2012), incluyendo 34 años como vicepresidente de la nación, como José R. Fernández.

Pero tal vez el más grave de todo, por lo que significa para el pueblo cubano, es que la máxima dirigencia política cubana es hace tiempo la más anciana que ha conocido el mundo en su historia. Y no vale aquí lo de en la historia moderna, pues antes la expectativa de vida era mucho más baja.

Actualmente  los tres máximos dirigentes políticos de Cuba, los que mandan de verdad y no los cargos que aparecen en la Constitución, suman entre los tres 267 años: Raúl Castro, 89 años, Machado Ventura (90) y Ramiro Valdés (88).

Y es que increíblemente varios  guerrilleros sobrevivientes de los que en 1959 asaltaron el poder junto con los hermanos Castro, 61 años después siguen  tomando las principales decisiones,  por encima del Partido Comunista, el gobierno, el Estado y la Asamblea Nacional. Ese grupo de militares constituye de facto una Junta Militar, que encabezada por el dictador  es la máxima instancia de poder en la isla, no importa lo que diga la Constitución acerca de que el “Partido Comunista es la fuerza dirigente superior de la sociedad…” Eso es falso.

A esos suprajerarcas de la sexagenaria dictadura  les siguen de cerca como ex guerrilleros, los  demás “históricos” integrantes de la todopoderosa Junta Militar:  los generales Leopoldo Cintras Frías, ministro de las FAR (79 años);  Alvaro López Miera (77), viceministro primero de las FAR y Jefe del Estado Mayor;  y los generales Joaquín Quintas Solá (82);  y Ramón Espinosa Martín (81). Otros históricos miembros de la élite castrista son el comandante José R. Balaguer (88), jefe del canciller Bruno Rodríguez; Ulises Rosales del Toro (78), el  comandante Guillermo García Frías, de 92 años, y Abelardo Colomé Ibarra, 81 años.

Tanto el presidente designado, Díaz-Canel, como su primer ministro, Manuel Marrero, o Esteban Lazo, presidente del Parlamento, son dirigentes de segunda clase, subordinados a ese grupo de militares, en el que hay también generales que no son ancianos pero no son históricos. Uno de ellos es Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, zar de las empresas militares, quien es el padre del nieto preferido del dictador. Los jefes de los tres ejércitos  tampoco son históricos.

Los once históricos mencionados constituyen la “creme de la creme” del castrismo y  suman un milenio: 925 años. Es decir, la edad promedio de los máximos dirigentes de Cuba es de 84  años.

Nunca ha habido en la historia algo ni parecido. Hoy la edad promedio de los principales dirigentes de China, Vietnam y Corea del Norte no llega a los 70 años.  Y en la Unión Soviética y demás países comunistas de Europa nunca superó los 73 o 74  años. Los más viejos eran los jefes, y Stalin murió a los 75 años, Mao a los 83, Ho Chi Minh a los 79 y Kim Il Sung a los 82. Ninguno de ellos cumplió 90, ni  89 años, como los Castro.

Lo irónico es que hasta principio de los años 80 Fidel Castro y toda la cúpula castrista se burlaban de los “vejestorios” que integraban la cúpula gubernamental y partidista de la Unión Soviética y de Europa del Este, China, Vietnam, Mongolia y Corea del Norte. Hay testigos, entre ellos quien escribe estas líneas, de cómo el caudillo se burlaba de la ancianidad de los dirigentes “amigos”. Y de cómo estaba preocupado de que a la muerte de Brezhnev ocupara su puesto Mijail Suslov, porque era muy viejo a sus 79 años.

En fin, la dictadura cubana se ha caracterizado no solo por hacer sufrir como nunca a los cubanos  y haber empobrecido dramáticamente al país, sino por imponer records nefastos que es hora ya que el mundo los conozca.


Caricatura de la portada: Carlos Vilchez Navamuel (http://www.carlosvilcheznavamuel.com/)