Palizas y abusos

Golpizas programadas, traslados hacia prisiones alejadas de sus provincias de origen, y muertes por negación de asistencia médica o bajo circunstancias no aclaradas, se encuentran entre las violaciones a que son sometidos los reclusos, tanto comunes como políticos, en las cárceles del castrismo, como detalló Martí Noticias el 12 de febrero de 2018.

La muerte de Reidel García Otero en la prisión de Valle Grande por falta de atención médica, es un ejemplo. Reidel, de 29 años, estaba preso en el penal de Valle Grande desde el 27 de octubre del 2017. Padecía de una enfermedad que le ocasionaba inflamación en los órganos vitales. No recibió la atención médica debida y murió,  según publicó Martí Noticias el 23 de enero de 2018.

Las severas golpizas contra Yandis Vázquez Díaz—diagnosticado con retraso mental ligero—en el centro penitenciario de Melena del Sur, y  la corrupción e impunidad de oficiales a cargo de Macondo, cárcel para mujeres en La Habana, son otras expresiones de la brutalidad carcelaria castrista, como informó Diario de Cuba el 28 de diciembre de 2017.

El colmo es que actualmente Cuba integra el Consejo de Derechos Humanos  de la ONU,  hasta 2019.  Un régimen que encarcela a quien lleva en el bolsillo la Declaración Universal de los Derechos Humanos,   y que ordena a turbas del PCC  y a niños pioneros,  que griten en las calles “¡Abajo los derechos humanos!”.

‘Peligrosidad social’,  inspiración nazi

Es igualmente lamentable que en los foros internacionales no se informe que bajo el Código Penal castrista  muchas personas están en prisión, o son arrestadas constantemente por aberraciones jurídicas que fueron aplicadas por Hitler. Una de ellas es el delito de “peligrosidad  social  predelictiva”.

En  los años 30 en Alemania se fabricó  el concepto jurídico de “enemigo”, aplicado a ciudadanos no fascistas, y que derivó en “peligrosidad social”. En 1941, luego del decreto “Nacht und Nebel” (Noche y Niebla), en Alemania se arrestaba sin explicación a cualquier persona considerada “peligrosa”.

Tomemos de Cuba un caso. El  opositor Orlando Triana fue condenado a 3 años de cárcel por el delito de “Peligrosidad Social Pre-Delictiva” en la provincia de Villa Clara, según informó Martí Noticias el 25 de enero de 2018. La abogada que lo defendió, Odalis Cabrera, dijo al tribunal: ‘A este hombre le van a echar tres años por su militancia política, pero aquí no hay nada que se pueda probar para llevarlo a la cárcel”,  según explicó Librado Linares, presente en el juicio.

Los nazis  metieron en la cárcel a miles de personas “peligrosas”, a las que –como después en Cuba– las catalogaban como “antisociales” (volksschädling) sin haber cometido delito alguno, solo porque no eran fascistas, o eran homosexuales, o prostitutas. Y sobre todo se ensañaban con los judíos. Muchos alemanes eran encarcelados tras ser delatados por  comités de vigilancia fascista solo por hacer chistes políticos.

Hoy el castrismo arresta mensualmente entre 350 y 450 opositores políticos y periodistas independientes. Son “peligrosos” sin haber cometido nunca delito alguno.  Miles de jóvenes   fueron enviados a las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP). Las listas de los jóvenes “peligrosos” enviados a aquellos campos de concentración, como en la Alemania nazi  fueron hechas por los comités de vigilancia castristas, los CDR.

Crueldad sistémica

El opositor y periodista independiente Ángel Santiesteban, el 7 de febrero de 2018  publicó en Cubanet  un testimonio basado en lo que le contó el preso Félix Núñez, recluido en la cárcel de Guamajal en Santa Clara, donde pasó varios días con la presión arterial alta.

Núñez en varias ocasiones insistió en que lo llevaran a la enfermería porque lo agobiaban los zumbidos en los oídos y el dolor de cabeza, por la presión arterial alta. Los guardias  se negaron.  Cerca de las 10:00 pm se reparten los medicamentos. Félix tragó los suyos y puso, como siempre, el captopril  debajo de la lengua. Cerca estaba el suboficial Genny Mejía, jefe de grupo, y sin que mediara una palabra le asestó un golpe descomunal.

Félix cayó al suelo sin conocimiento –escribió Santiesteban– pero los gendarmes dijeron que fingía, y volvieron a golpear el cuerpo desmadejado que, forzosamente, yacía en el suelo”.  Cuando recobró el conocimiento Félix vio que estaba en una celda de castigo. Le dijeron que por esconder sicofármacos debajo de la lengua para luego venderlos a otros presos. Al día siguiente Félix pudo explicar que el captopril  hay que ponerlo debajo de la lengua. “El oficial averiguó con el médico que lo acompañaba y dijo que era cierto”.

Ensañamiento contra prisioneros de conciencia

Esbirros de la prisión de Ariza,  Cienfuegos, le dieron una brutal golpiza al activista Alejandro Morales, según denunció el 28 de febrero de 2018 a Diario de Cuba el opositor Juan Alberto de la Nuez.  Alejandro fue condenado a un año y medio de cárcel por  “difamación a los héroes de la patria”.

Fue golpeado porque decía que era un preso político. Después de la paliza fue internado en una celda de castigo. Vale aclarar que el régimen fabrica acusaciones de delitos comunes contra opositores para que no sean considerados como presos políticos.

Yosier Zamora,  bicitaxista de oficio,  fue arrestado en La Habana por un policía que se ensañó con él a golpes detrás de un auto Lada parqueado. Encima,  fue condenado a un año y medio de cárcel, por “resistencia, desacato y desobediencia”.  Su madre, Aniuska Idalgo, declaró a Martí Noticias, el 28 de febrero de 2018, que en el juicio el propio policía agresor fue el testigo.

Daniel Llorente, el hombre que corrió con una bandera de EE.UU. frente a Raúl Castro,  ha estado internado en el hospital psiquiátrico de Mazorra, La Habana, y le han dado largas a su exigencia de ser sacado de allí pues él no tiene problemas psiquiátricos, le dijo a Martí Noticias vía telefónica, el 1 de febrero de 2018.  Son torturas psicológicas aplicadas por el MININT. No se ha sabido si aún sigue en Mazorra, o fue trasladado.

Componer y cantar una canción crítica del ex dictador Fidel Castro, le dio popularidad al reguetonero Henry Lazo entre los jóvenes en la isla, pero también lo condujo a la cárcel.  Su madre, Carmen Susana Martínez,  informó a Noticias Martí, el 14 de marzo de 2018, que Henry está preso por problemas políticos en una celda de castigo en la prisión de Ariza, Cienfuegos. “Todo parece indicar que tuvo problemas con el director de la prisión”. Es de suponer que el artista se rebeló contra los maltratos recibidos y fue a parar a una celda de castigo. Es lo usual.

Sobornan a reclusos para que agredan a presos políticos

El soborno a reclusos para que apaleen a presos de conciencia es otra práctica común.  El 7 de febrero de 2018,  Diario de Cuba publicó el testimonio del  periodista independiente Osmel Ramírez, quien narró su propia estancia en una prisión de Holguín.

Lo primero que le advirtieron otros reclusos fue que si era condenado otros presos le podían caer a golpes a cambio de prebendas ofrecidas por los carceleros, como más cigarros o visitas familiares. Le informaron que un preso apodado “El Pombo” apaleó a Orlando Zapata en esa cárcel a cambio de privilegios que le ofrecieron.  Osmel aclaró que todos hacían sus necesidades fisiológicas “en la horrenda esquina de la celda hermética”.

Una paliza por parte de tres presos reclutados por los oficiales del MININT recibió el doctor Eduardo Cardet en la cárcel Cuba Sí, denunció a Diario de Cuba, el 18 de enero, la doctora Yaimaris Vecino, esposa del opositor. Las señales físicas de la golpiza “son preocupantes”, tiene las marcas de dos puntazos que le hicieron con un objeto punzante en el abdomen”, lamentó la doctora.

Teléfono celular a cambio de pabellón conyugal

A las violaciones de derechos humanos  en las cárceles se suman las vejaciones que sufren los familiares durante las visitas a los reclusos, informó  Martí Noticias el 12 de febrero de 2018, que puso de ejemplo el caso de María Elena Carnesoltas, de Santos Suárez, en La Habana. Ella asegura que “jamás había sufrido una humillación tan grande” como cuando fue a la prisión de Pinar del Río, Cinco y medio, para visitar a su esposo David Montalvo.

“Me humillaron como persona, como mujer y como negra, en una demostración de arrogancia, de codicia y de un abuso”.  Contó que el mayor Osmany Carmona y dos oficiales mujeres la acusaron de querer entrar el celular para ver “peliculitas pornográficas”, y que  podía ser “empapelada completa”.

Tú quieres el pabellón conyugal, entonces déjame el celular”, fue el trueque que le ofreció el mayor Carmona. “Mi primer impulso fue acceder, pero mi dignidad fue más grande”.  Y María Elena se negó.

Testimonios que no deben olvidarse

El ex preso político Omar Ruiz, narró a Café Fuerte, el 30 de abril de 2013, un dramático testimonio, que no porque tiene cinco años  debe ser olvidado:

Recuerdo que en 17 años y medio de cautiverio, 11 de ellos en una celda tapiada, apenas recibí dos o tres veces aseo personal”. Y añadía que recordaba a colegas suyos que por no tener cómo lavarse la boca “tenían los  dientes podridos y un aspecto totalmente deplorable, clamando por un poco de pasta dental para tratar de conservar las pocas piezas que les quedaban, o por un pedazo de jabón para asearse, aunque fuese una vez en largo tiempo”.

“Nunca me dieron alguna sábana, funda o almohada para taparme en las noches… tanto en la prisión de la Condesa, el área especial de Guanajay y por último en Guaicanamar. Nunca me dieron colcha, mosquitero, ropa para contrarrestar el frío y la humedad de las celdas”.

Y narraba Omar:   “Recuerdo las magras, fétidas raciones de alimentos que consumía la población penal; la harina de maíz con gusanos, en proporciones tan pequeñas que hasta un niño se quedaría con hambre. Un invariable desayuno que consistía en una delgada rodaja de pan, confeccionado con harina de naturaleza desconocida y agua con azúcar caliente”.

El silencio mediático agrava el presidio político

Human Rights Watch (HRW), una de las entidades globales más respetables del mundo en la defensa de los derechos humanos, en su Informe Mundial 2018, publicado el 18 de enero en Martí Noticias, hizo una denuncia contundente de la represión y la penosa situación de los presos políticos en Cuba.

HRW enfatizó que la dictadura castrista propina palizas a los presos políticos, y usa tácticas de denigración pública, prohibición de viajes, despidos laborales y de las universidades por razones políticas, encarcela a quienes ejercen sus derechos de libre expresión, detiene a periodistas independientes y les confisca sus medios de trabajo.

Sin embargo,  este informe prácticamente fue ignorado por la comunidad internacional. No tuvo repercusión en los medios de comunicación, ni en los gobiernos democráticos.

Otra prestigiosa entidad global,  Amnistía Internacional (AI), en su  informe El Estado de los Derechos Humanos en el Mundo 2017-18 denunció las detenciones arbitrarias en la Isla, despidos de trabajadores por motivos políticos, y el acoso a los cuentapropistas.

Amnistía Internacional destacó entre los presos de conciencia al líder del prodemocrático Movimiento Cristiano Liberación, doctor Eduardo Cardet, condenado a tres años de prisión por criticar a Fidel Castro; las hermanas Adairis y Anairis Miranda Leyva y su hermano Fidel Batista Leyva, condenados a un año por salir de sus casas durante el duelo por la muerte de Fidel Castro; y al dirigente de la Unión Patriótica de Cuba, Jorge Cervantes, después de publicar en YouTube un video titulado Horrores en la cárcel.

Tampoco nadie se hizo eco de esta denuncia, y ni siquiera de que Cuba es el único país de las Américas que le niega a Amnistía Interncional el acceso a las prisiones.

Todos debieran escuchar

Ello recuerda el  documental Nadie escuchaba, realizado por Néstor Almendros en 1987, en el que el cineasta reflejó el drama del presidio político en la isla.  Almendros se quejó de que nadie en el mundo escuchaba las denuncias sobre el Gulag castrista. Hoy, 31 años después, nadie escucha tampoco.

Lo más significativo del silencio mediático internacional sobre las prisiones castristas es que ya no puede alegarse que no hay información al respecto, pues las nuevas tecnologías impiden que el régimen silencie la realidad cubana.

Hoy más de 200 periodistas independientes denuncian el drama de las prisiones.  Por esos valientes informadores y las denuncias de opositores por otras vías, se conoce que las prisiones de la isla están sobrepobladas, que los presos son obligados a trabajar jornadas de 12 horas y reciben castigos salvajes.

Raúl Castro debe pedir perdón

A propósito de la UMAP,  Raúl Castro tiene la obligación de pedir perdón al pueblo cubano. Porque fue él quien organizó aquellos campos de inspiración nazi.  De dicha inspiración baste una “curiosidad”:   en el campo nazi de  Auschwitz (territorio de Polonia ocupado) había una consigna que rezaba “Arbeit macht frei”, El trabajo os hará libres”.  Y en la UMAP, cuentan testigos, había una consigna que decía “El trabajo los hará hombres”.

El 14 de abril de 1966, en un gran titular, el periódico El Mundo afirmó: “UMAP: Forja de ciudadanos útiles a la sociedad”,  y un bajante decía:   “Fidel les dio el nombre. Un Ejército  más con que cuenta el pueblo para defenderse”.

Así se observa en una foto publicada con un artículo en Cubanet  el 9 de marzo de 2018, en que el que se  destaca que en 1965 y 1966  había 35,000 jóvenes disidentes, homosexuales, testigos de Jehová y otros creyentes religiosos,  y jóvenes con largas melenas tipo Beattles, en varias zonas de Camagüey. Todos bajo la máscara de que cumplían Servicio Militar Obligatorio.

El artículo recuerda que  180 jóvenes se suicidaron y 70 murieron a consecuencia de las torturas sufridas. Unos 500 homosexuales terminaron bajo tratamiento psiquiátrico. En 2011 Mariela Castro Espín, prometió que se haría una investigación sobre las consecuencias de las UMAP. Su padre no ha hecho nada. Ni lo hará.

¿Hasta cuándo tanta complacencia con un dictador sin escrúpulos?

 

Informe elaborado por
Roberto Álvarez Quiñones
Marzo 2018